GASTRONOMÍA SIN PLÁSTICO

x Rocío Gonzalez

 

Una de las primeras reuniones que tuvimos apenas lanzamos Unplastify fue con una gran cocinera que compartió su preocupación por la cantidad de descartables en gastronomía, pero nos dijo bastante contundentemente, que no había salida. Que las iniciativas no alcanzaban, que había tratado, y no encontró más que frustraciones, que las alternativas siempre eran muy caras, generalmente insuficientes, que no había escala.

Lejos de frustrarnos, lo entendimos como un desafío, una gran oportunidad.

Yo soy fanática de los procesos, que permiten hacer proyectos que crezcan y mejoren. Y en la cocina encuentro mi lugar personal de mejora y felicidad continua.  En Unplastify llamamos a nuestro proceso desplastificante, a toda esa serie de acciones que hacemos con otros (individuos, organizaciones), un desafío. Así que el desafío de desplastificar la gastronomía toca casi todas mis aristas. 



Nuestro primer gran cliente fue una una cadena de comidas rápidas. Nuestro primer descubrimiento fue entender que hay cambios que son caros en materiales y hay otros que son caros en el costo de la experiencia del usuario. Encontramos hábitos que nunca se cuestionan y alternativas escalables. Del análisis con esta cadena, entendimos que más de la mitad de sus clientes terminaba comiendo dentro del local y así descubrimos que cambiar cubiertos desechables por los clásicos metálicos resultaba en un ahorro, aún teniendo en cuenta los que “desaparecen”.

También descubrieron, con una prueba piloto en su producto estrella que eran sus aguas saborizadas, que si ponían una variedad en botellas de vidrio retornables con un pequeño descuento y comunicando su retornabilidad, terminaba promocionándola aún más. Y el ahorro en el costo de su típica botella de plástico, les permitía bajar el costo y aún en precio promocional les era más rentable.

Hay cambios que convienen económicamente, son factibles e implementables. Nosotras queremos amplificar las soluciones pero también tomamos la responsabilidad de informarles los costos de este problema, que estamos evitando ver: las externalidades no desaparecen y son un problema de todxs.

Y la solución no está en el reciclaje. La gran parte de descartables en gastronomía no son reciclables, o mejor dicho, tienen un bajísimo porcentaje de reciclado. Nos sentimos bien, tirándolos en tachos de reciclaje pero la realidad es que muchas veces están sucios y no se reciclan o que la mezcla de materiales plásticos que contienen hace que ya sea un material de menos valor que no tiene incentivo para ser reciclado.

Si nos acostumbramos a pagar un extra por la botella de cerveza retornable, ¿Qué pasaría si fuera más cara la botella que no es retornable? ¿Qué pasaría si tuviéramos que pagar extra por esa comodidad de no devolverla? ¿Y qué pasaría si ese costo lo compartiéramos entre los que consumimos y los que producen?


Medio millón de menús de comida y/o cafetería se venden diariamente en la ciudad de Buenos Aires (dato es pre-pandemia). Los restoranes de comidas rápidas, como estos con los que trabajamos, son los que más vajilla plástica descartable generan. Nos acostumbramos a estas comodidades.

Podemos llevar nuestros envases, pero tampoco es suficiente. Necesitamos más establecimientos que conozcan las alternativas, que repiensen su propuesta para ser más libres de plástico entendiendo que hay cambios que afrontar, pero que también hay ventajas.

¿Quién no elegiría volver a una panadería que le entrega productos en una bolsa reusable si con esa bolsa tiene un descuento? Es ganar fidelidad de clientes, es cambiar un costo por una inversión. ¿Quién no elegiría una limonada de pomelo en vez de una con menta si la de pomelo viene en botella de vidrio y aparte es más barata?


Durante esta pandemia, entendimos el uso necesario del material para el cuidado de la salud pero aprendimos que las tazas, botellas y recipientes reutilizables son perfectamente seguros de usar, siempre que se laven adecuadamente y se observe el distanciamiento social.  Hace meses expertos internacionales afirman que los descartables NO tienen un menor riesgo de contagio que los reutilizables. El virus puede permanecer en plástico entre 3 y 9 días. ( Kampf 2020).

Con todas las medidas de cuidado personal que adoptamos: ¿quién no elegiría tener sus propios cubiertos en vez de agarrar un paquetito de descartables del montón? Viéndolo hasta desde el punto de vista del cuidado personal y salud, aún lo elegimos? ¿Sólo porque es más cómodo?

¿Cuánta de nuestra comodidad estamos dispuestos a ceder? Nos preguntamos cómo consumidores, como sociedad, como empresas que siguen “emitiendo” plástico: ¿cómo hacemos para buscarle la vuelta? 

Pero la pregunta que me inquieta es otra: ¿Cuánto tiempo vamos a seguir pensando que podemos seguir igual?

Desde Unplastify lo que hacemos son Desafíos. Nos encantan, nos hacen aprender, crecer, mejorar. Y cómo logramos estos cambios? informando, analizando, comunicando y apoyando regulaciones que acompañen a incentivar estas medidas. Esperamos comentarios y dudas y que, más cocineros que como yo, elijan aceptar este desafío. YA.


 
 
 
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